HERMENÉUTICA DEL NO
‹‹Tenía
que esperar un poco.
Además,
aún no había ideado un medio seguro de matarla.››
El asesino dentro de mí.
Jim
Thompson.
Ni móvil,
ni mail, ni redes sociales. Se ha
borrado. El mensaje es directo, es claro. Y lo entiendo a la primera. Saldré a
la calle; saldré a por ella. Veo ya una luna entre sus ojos, un hueco al que
llamaremos nada abatiendo su mirada. Releo, antes de la caza, esa frase del
único libro que me acompaña y me previene desde siempre. Esa frase que anoto en
todas partes al igual que la acabo de copiar arriba, bajo el título de esta
confesión que encubre mis motivos y la oscuridad de mi alma; encorvada, negra,
mala. Y sé que ahora es el momento, ahora que se ha borrado del mundo, ahora
que nadie la echará de menos; ahora que sin móvil, sin mail, sin redes, no quedará de ella más que un grito ahogado por el
filo de mi arma. Y tras el silencio la noche en vela, su voz callada repitiéndome
mil veces ese no en mi cabeza, que estalla. Su silencio y mi cabeza, su
silencio en mi cabeza. Su silencio, mi cabeza.
Carlos Segovia